sábado, 28 de noviembre de 2009

Dale luz al instante

Estoy entusiasmado con tu corazón,
todos los días así,
toda mi vida...
Estoy iluminado con tu sencillez,
todos los días amor,
toda la vida...
Dale luz al instante...
tal vez no te arrepentirás...
Dale luz al instante...
y que el cielo le responda al mar...
Dale luz al instante...
y es que nunca nunca te arrepentirás...
Estoy entusiasmado con tu río de amor,
es una fuerza que une mi destino
¿cómo haré para encantarte con la canción,
que es un anhelo que dura,
lo que una brisa?
Solo dale luz al instante,
nunca te arrepentirás...
Dale luz al instante...
y que el cielo le responda al mar...
dale luz, luz, luz...
y es que nunca te arrepentirás,
dale luz al instante
tarde o temprano el tiempo se acabará...
al volver de su noche oscura,
que ya pasó...
y tú al mirarte al espejo...
tal vez querrás,
que se detenga el mundo,
solo para tí..
Y eso no puede ser,
no puede ser,
mi vida...
Solo dale luz al instante...
nunca te arrepentirás,
dale luz al instante...
y que el cielo le responda al mar,
dale luz, luz, luz...
nunca te arrepentirás...
Dale luz al instante...
sin sospecharlo el viento te arrebatará...
esa hoja escrita,
con tu mejor canción...
que ya no recordarás,
y que creías que haría,
una revolución,
sin amor...
y es que nunca funcionó...
¡Porque no puede ser,
no puede ser,
mi vida... !

Spinetta, Pan

Cantata de puentes amarillos - Pescado Rabioso

En el hospicio

Quiero atrapar el sol
en una pared desierta.
Me siento tan libre que
hasta me ahoga esa idea.
Me hace mal la realidad
de saber que el perro es perro
y nada más.
Quiero descolgar al sol,
chapalear entre las hojas,
estirar mi soledad,
correr entre los pasillos
y buscar la realidad
de que el perro no sea perro
y nada más.
Encierro real;
claustro de barro.
Sólo sombras,
sombras.
Porque supe al despertar
que mis sueños eran ciertos
y mi propia realidad
superó la fantasía
de ser vos la fuerza que
de la nada hizo vida y me la dio.
Porque me dejan pensar
en toda esa gente humana
y después, para jugar,
hasta me atan a mi cama.
Puedo ver la realidad
de que el perro sea perro
y nada más.
 
 
Pastoral 1975

viernes, 27 de noviembre de 2009

jueves, 26 de noviembre de 2009

El monito

a Osvaldo Ardizzone


Llore Monito, llore. Usted puede. A usted se le permite que no es vergüenza llorar cuando las lágrimas tienen la pureza recóndita de aquello que llega desde el corazón que no quiere aflojar ante terceros. Tal vez, pibe, tal vez Monito, son las mismas lágrimas que, años atrás, no tantos quizás, usted tuvo que enjugar con el revés de la mano sucia de tierra en el fondo de la casita del patio con geranios y malvones de barrio Arroyito. Tal vez son las mismas lágrimas vertidas por la rabia, la impotencia, la vergüenza, ante el coscorrón justiciero de su viejita laburante cuando usted no llegaba a la hora establecida para tomar la leche.
¿Cómo iba a entender su madre, Monito, aquel cariño entrañable por la pelota de fútbol, que lo mantenía lejos de la casa, demorado,en ese romance infantil con la de cuero, en los yuyales sabios del campito que no sabía de redes ni de cal, tras de la vía? ¿Cómo podía entender su viejo, pibe, su viejo, don Telmo, el genovés terco de canzonetta y nostalgia, su noviazgo purrete con la de gajos y ese lenguaje dulcemente nuestro de los túneles, la pisada, el chanfle, los taquitos y la rabona? Porque no era, no, una piba quinceañera, rubia y pizpireta, de ojos celestes como los de la pulpera de Santa Lucía, lo que a usted le impedía volver en el horario, a gritos reclamado por su madre. No era, no, Monito, el despertar púber del primer amor enredado en los últimos giros de un trompo o en la galleta enojo sa del hilo de un barrilete, el que lo hacía terminar los deberes de la escuela a las corridas y escapar luego, gorrión ansioso, pájaro encendido, hacia la complicidad abierta de la calle, el griterío alborozado de los pibes y el llamado seductor de un taconeo. No Monito, lo suyo era más simple, como son simples las cosas que nacen del corazón y eluden las frías especulaciones de la mente. No. Lo suyo era tan sólo la caricia tierna de la capellada de su botín zurdo en la pelota, el toque, la volea, la suela que aprieta el fútbol indócil y lo convence, lo persuade, lo amaestra. Lo suyo era el amague, el pique corto, el freno seco, y el pecho amigo para que allí se durmiera la bella amada cuando caía desde el cielo como un globo cansado de volar sin rumbo cierto. ¡Mire qué fácil, pibe, que era aquello! De la misma forma en que el amor, el puro amor, se presenta, florece y crece como una flor nocturna, como un clavel del aire brotado en la luminosidad escasa de un pasillo, así creció en usted el sortilegio. Nadie le enseñó, como no se enseña el dolor ni la paciencia, ni se sabe de dónde surge el gusto por silbar o el de hablar bajo. Usted ya lo traía impreso, se lo digo, quizás desde el fondo de la historia de ese barrio que ha visto nacer a tantos ídolos y guarda en el aire la vibración, el eco, el reverbero de mil goles gritados en la tarde, atronando el cemento, quebrando la quieta y asombrada calma de su río. O lo aprendió como se aprenden estas cosas, mirando a los demás, tratando de atrapar con ojos asombrados el misterio metafísico del chanfle, la secreta ley física que hace que el balón vaya hacia allá y dé una vuelta. Por eso, por todo eso, pibe, no se inquiete si lo ven aflojar y su mirada se empaña como el cristal de una ventana cuando recibe el tamborileo sonoro de la lluvia. No. Llore Monito, llore. Usted puede. A usted se le permite.
Así lo soñó usted tal vez, un día, allá, aferrado a la alomhada confidente de su cama, en la casita del patio con geranios y malvones, alguna de esas noches de verano cuando el calor aprieta y el sueño viene:
Ya está el mago de varita presta. Ya está el ilusionista sutil que hace creer en cosas que no existen y miente que en el dorso de su mano se ocultan pañuelos, palomas y barajas. Está en el medio de la cancha y su eterna enamorada, la pelota, parece que se ha ido y está inmóvil, simula emprender vuelo y no se aleja, o bien hace creer que se le escapa pero vuelve bajo la presión apenas ruda de la suela. Ahora el estadio enmudece, el mago muestra el juego. El Monito arranca y empieza el toque, el pelotazo sabio, el amague que argumenta una cosa y dice otra. De la zurda precisa del insider brotan conejos, luces multicolores, toques lujosos, las dos cortas sabidas y una larga, la cabeza alta, el ojo inquieto. El público se deleita. Ya la metió de nuevo bajo el pie, la mostró, “ahí la tenés, es tuya” ha dicho, pero no está más, la sacó, la puso en otro lado, la cambió de lugar, la amarreteó de nuevo. Allá está el compañero, el wing derecho, no lo ha visto, pero gira y le pone el pelotazo desde cuarenta metros, en el pecho. Sólo faltan los clarines, los clarines, las fanfarrias, el galope incesante de los corceles blancos girando en torno de la cancha y las ecuyères de pie sobre sus ancas.
Así lo soñó usted, tal vez, un día, Monito. Ya el espectáculo termina y, a pesar de la magia del insider, a pesar de sus moñas y regates, pibe, a pesar de las cuatro pelotas de gol que usted puso en los pies del centrofoward, el partido se agosta en la chatura aburrida del empate. Pero faltaba, nomás, la carcajada. El cierre magistral, la pincelada justa que el artista deposita por fin sobre la tela e ilumina el azul, aviva grises y ruboriza la macilencia de los sepias. Faltaba nomás, la carcajada. Ese balón que llega de atrás, como un balazo. El pecho receptor del entreala tan afecto a refrenar, mullido, el rebote previsto de la bola. Ya empieza la danza, el giro sobre un pie para enfrenta el arco y el resbalar mansamente de la globa del pecho a la rodilla y de allí al suelo. Allí, en la temible ferocidad del área, allí, donde la puerta de las dieciocho se convierte en muralla pertrechada, donde hay piernas, codos, tapones alevosos y guadaña, allí la puso en el piso el entreala. Allí, en esa media luna, en lo que algunos llaman la empanada, allí donde uno se olvida de la novia, del primer amor, de lo aprendido en la'escuela, de la Vieja, “vení conmigo” le dijo el Monito a su amiga del alma. Y se metió en el área con pelota dominada.
No sé si hubo un caño o fueron cuatro. Quebró la cintura, pisó el cuero, pareció en un momento que pateaba, se le vinieron dos, se cerró el cuatro pero el Monito la llevaba atada.
Tal vez ya no me acuerdo, decime vos si miento, pero quedó frente al arquero y la puso en un rincón, de cachetada. No el cachetazo mordaz, el del reproche, sino el empujón cordial, el que te aprueba, la palmada que se le da a un pibe y se le dice “cruzá que yo te miro”. La pelota entró pidiendo permiso y ni tocó la red de puro cauta. Luego, el pibe se fue hasta su tribuna y adentro de su puño apretó el gol, lo abrió de golpe y fue otra vez paloma y carcajada.
Llore Monito. Así lo soñó usted tal vez un día, en la casa de malvones y geranios del barrio Arroyito. Y se quedó en sueño nomás, no se dio nunca.
—¡Tan bueno que parecía de purrete! Nunca llegó a jugar ni en la tercera. Y en el equipo que se arma en la oficina a veces lo ponen un rato y otras, nada. Está gordo, pibe, algo pelado. Y me han dicho que ni va a la cancha.

Del libro: ''Nada del otro mundo y otros cuentos.''  Roberto Fontanarrosa


y este cuento hace que te recuerde...te quiero

lunes, 23 de noviembre de 2009

martes, 17 de noviembre de 2009

V ENCUENTRO NACIONAL DE TEATRO CALLEJERO DE GRUPO

Del 18 al 22 de noviembre de 2009
Complejo Cultural Chacra de los Remedios, Parque Avellaneda
Coordinado por el Grupo de Teatro Callejero La Runfla y el apoyo de la Red Operativa de Teatro Callejero de Grupos.
El encuentro arranca mañana a las 19.30 en Directorio y Lacarra, con el espectáculo Transitando miserias.

AGENDA
 Miercoles 18-11 a las 19.30hs
Jueves 19-11 a las 16hs., 17.30hs, 19hs, y 21hs.
viernes 20-11 habrá dos mesas de discución por la mañana y teatro por la tarde, con funciones desde las 15hs.
Sábado 21-11 el telón se levanta a las 14.30, con funciones hasta las 21.30hs.
Domingo habrá mesas de discución desde las 11.30hs y teatro a partir de las 15.00hs.

El hombre que va a menos (boceto de una vida completa)

El protagonista ha nacido con una dotación formidable. Es inteligente, valeroso, viril y apuesto. Sin embargo, durante toda su vida disimulará estas cualidades, tal vez por no apabullar a los demás. Fracasará en sus estudios por fingir desconocimiento, aún poseyendo erudición. Renunciará a espléndidas mujeres y se casará con una verdadera bruja. Retrocederá ante rivales que en realidad desprecia. Cometerá injusticias para no sentir la soberbia de ser bondadoso. Se rodeará de amigos miserables y les hará el homenaje de parecerse a ellos. Tendrá gustos exquisitos, pero los negará para mentir regocijo ante las cosas más despreciables. Una noche sentirá venir la muerte y no tendrá miedo, pero gemirá como un maula. Jamás recibirá recompensa ninguna en este mundo, y tal vez tampoco en el otro. El duelo o la refutación del horóscopo Los dos hombres nacen el mismo día, a la misma hora. Sus vidas no se cruzan hasta que son enamorados por la misma mujer. Entonces se encuentran y pelean por ella. Uno de ellos obtiene la victoria y el amor. Al otro le corresponde el dolor, la humillación y quizá la muerte. Los astrólogos han previsto ese día el mismo horóscopo para los dos. Tal vez son erróneos los vaticinios. O tal vez se equivoca uno al pensar que el amor y la muerte son destinos distintos.

Cuentos cortos de Dolina

Serú Girán - Desarma y Sangra

Cambiándome el futuro

Deja descender, por la vertiente de tu vida una palabra
que sacuda tus pies, de este sendero azul, una mañana...
Dejame encontrar como jugando, con las sombras de tu cuerpo,
esa orilla de un mar, a la espera de un sol, mediterráneo...
ah, que hermosa que es tu voz, cambiándome el futuro...
Todo lo que ves, cambia de juego cuando empieza,
el firmamento, a quemarte de amor...
la ceguera nos da, presentimientos...
Ah, que hermosa que es tu voz, cambiándome el futuro...


Mestizo

No te puedo hacer distancia,
ni carne bajo mi piel,
dar vueltas sobre tu centro,
o explotar con el...
Sólo me queda
quebrar las viejas hojas secas,
con mis pies...
Bailando,
porque soy mestizo...

Spinetta -Almendra en obras I y II-

Canción para los días de la vida

Este día empieza a crecer, voy a ver si puedo correr...
con la mañana, silbándome en la espalda...
o mirarme en las burbujas.
Tengo que aprender a volar, entre tanta gente de pie
cuidan de mis alas, unos gnomos de lata
que de noche nunca ríen.
Si la lluvia llega hasta aquí, voy a limitarme a vivir
mojaré mis alas, como el árbol o el ángel
o quizás muera de pena.
Tengo mucho tiempo por hoy, los relojes harán que cante...
la la la la...
Y la espuma gira, en torno a mi piel
me han puesto manos, para hablarle a las cosas de mí...
y al fin mi duende nació, tiene orejas blancas,
como un soplo de pan y arroz, y un hongo como nariz
cuatro pelos locos y un violín que nunca calla...
solo se desprende, y es igual a las guirnaldas.
Este día es algo de sal, me dejó vibrando al nacer
pesa y es liviano, como un hilo sin nombre...
suena un poco a mi guitarra
Tengo que aprender a ser luz, entre tanta gente detrás
me pongo las ramas, de este sol que me espera
para usarme como al aire...
Y es que al fin, mi duende se abrió,
tiene un corazón de mantel y batón,
y un guiño, al ver que todo es verdad...
ya los gnomos cuiden, a un violín que siempre canta...
nunca se adormece, y es igual a las guirnaldas...
y es que nunca calla, solo se desprende...
y es igual a las guirnaldas...


Spinetta- A 18' del sol-
"...el vino entibia, sueños al jadear...
desde su boca, de verdeado dulzor...
y entre los libros de la buena memoria,
se queda oyendo, como un ciego frente al mar...
mi voz le llegará, mi boca también...
tal vez le confiaré, que eras el vestigio del futuro..."

Los libros de la buena memoria, Spinetta (1976)

viernes, 6 de noviembre de 2009

05. Spinetta Jade - Alma de Diamante

Alma de diamante

Ven a mí,
con tu dulce luz,
alma de diamante...
y aunque el sol
se nuble después
sos alma de diamante
cielo, o piel,
silencio o verdad
sos alma de diamante
Por eso ven así
con la humanidad
alma de diamante
y aunque tu corazón recircule
siga de paso
o vuelva,
pretenda volar con las manos,
sueñe,
despierte, o duerma...
o beba del elixir
de la eternidad...
sos alma de diamante
Bien aquí
o en el más allá
sos alma de diamante
y aunque este mismo sol
(se nuble, se nuble después)
sos alma de diamante...

Luis Alberto Spinetta
del disco: Alma de diamante (Spinetta Jade) 1980


...hoy me deperté con ganas de escuchar esta canción, es raro, no es de las canciones que más me gustan, pero fué lindo empezar el día pensando en esto.

jueves, 5 de noviembre de 2009

Celebración de la fantasía

Fue a la entrada del pueblo de Ollantaytambo, cerca del Cuzco. Yo me había despedido de un grupo de turistas y estaba solo, mirando de lejos las ruinas de piedra, cuando un niño del lugar, enclenque, haraposo, se acercó a pedirme que le regalara una lapicera. No podía darle la lapicera que tenía, por que la estaba usando en no sé que aburridas anotaciones, pero le ofrecí dibujarle un cerdito en la mano.

Súbitamente, se corrió la voz. De buenas a primeras me encontré rodeado de un enjambre de niños que exigían, a grito pelado, que yo les dibujara bichos en sus manitas cuarteadas de mugre y frío, pieles de cuero quemado: había quien quería un cóndor y quién una serpiente, otros preferían loritos o lechuzas y no faltaba los que pedían un fantasma o un dragón.
Y entonces, en medio de aquel alboroto, un desamparadito que no alzaba mas de un metro del suelo, me mostró un reloj dibujado con tinta negra en su muñeca:
-Me lo mandó un tío mío, que vive en Lima -dijo
-Y anda bien -le pregunté
-Atrasa un poco -reconoció.

Eduardo Galeano.
de 'El libro de los abrazos'

domingo, 1 de noviembre de 2009