domingo, 29 de septiembre de 2013

Cartas marcadas (un lindo tanguito)

         Sombra
que oscurece la ilusión
         Pena
que se llama igual que vos.
 Viento del presentimiento
 que ya es un lamento
por lo que vendrá.
         Miedo
del que no puede soñar
sin adivinar
que al final vendrá el dolor.
 
Me llevan rumbo al fracaso
huellas que nacieron antes que mis pasos.
Al fin es cada esperanza
sombra fugitiva que nunca se alcanza.
 
Buscar, soñar, volver a golpear
la puerta negada que no se abrirá.
Jugar con cartas marcadas,
trampas de la nada, mi vida y mi amor.
 
         Mano
que sostiene tu puñal.
         Copas
que brindan por mi final.
Vanas sombras de un espejo
que sólo es reflejo de otra voluntad.
 
         Miedo
de sentir la humillación
de que mi dolor
venga de otro corazón.
 
Me llevan rumbo al fracaso
huellas que nacieron antes que mis pasos.
Al fin es cada esperanza
sombra fugitiva
que nunca se alcanza.
 
Buscar, soñar, volver a golpear
la puerta negada que no se abrirá.
Jugar con cartas marcadas,
trampas de la nada, mi vida y mi amor.
 
                                                                                       Alejandro Dolina
 

sábado, 28 de septiembre de 2013

Donde no se lee

Este mediodía yo te escribiré
una larga carta sin solución
te mando una estrella, tú la brillarás
y donde diga siempre me recordarás

Se que caen las palabras como nieve en un jardín
las flores se ocultan y todo es asi.
Tengo una ilusión sólo sin querer
tal vez la carta regrese contigo aquí

Donde diga punto yo podré empezar
donde diga coma tu me besarás
y cuando te detengas yo te cantaré
una melodía para esperar

Cierra ya tus ojos nena y dime una verdad
jurame que siempre mi carta leerás.
Hay una oración que no podré escribir
dice mil veces que tus manos yo asi perdí

Es que hay una armonía donde no se lee
donde el papel quedó en blanco

Donde diga punto yo podré empezar
y donde diga coma tu me besarás
y cuando te detengas yo te cantaré
una melodía para esperar

se que caen las palabras como petalos de un mal...
Oh... Oh...
tengo una ilusión y tengo este dolor
la carta no vuelve contigo aquí

y hay una armonía donde no se lee
donde el papel quedó en blanco.


L.A.Spinetta.

miércoles, 4 de septiembre de 2013

La última vez

¿Cuándo fue la última vez que te preguntaste? No buscando una respuesta ni encontrando una certeza, sino la última vez que te escapaste de lo cotidiano y te detuviste. No por cansancio ni por desidia, sino porque sí. ¿Cuándo fue la última vez que te detuviste y dejaste que todo a tu alrededor flotara? Como quien se anima a desconectar las cosas, a quitarles su carácter de utilidad, a sacarlas de la lógica del cálculo. ¿Cuándo fue la última vez que hiciste algo que no sirviera para nada? Para nada ni para nadie, ya que las servidumbres se presentan de formas muy misteriosas. Algo que no fuese pensado desde la ganancia, el interés o el egoísmo. ¿Cuándo fue la última vez que hiciste algo porque sí? No porque te convenía o porque lo necesitabas, o incluso porque lo querías; sino porque sí. O al revés: ¿cuándo fue la última vez que la casualidad hizo con vos algo? No algo productivo, ni profundo, ni siquiera algo en sentido estricto. ¿Cuándo fue la última vez que le diste un abrazo a alguien? No a tus seres queridos ni a personas conocidas, sino a “alguien”, no importa a quien. ¿Cuándo fue la última vez que diste? No importa qué. Un regalo no vale por lo que es, sino que vale en tanto regalo. Un regalo no vale. Un regalo no es. Se da y no vuelve. ¿Cuándo fue la última vez que te abriste? ¿O que no te cerraste? ¿O que demoliste tus puertas? ¿O que dejaste entrar al indigente? ¿O que ese otro irrumpió en vos y te llevó puesto? ¿Cuándo fue la última vez que recordaste? No cuando vence la factura de gas o la fecha del examen, sino que te recordaste como una trama, como una huella, como parte del relato en el que te ves inmerso, como el deseo de querer seguir narrándote. ¿Cuándo fue la última vez que lloraste? Simplemente lloraste. De alegría, de tristeza, da igual. Llorar, como quien expresa en ese acto primitivo la existencia viva; como quien solicita, pide, ruega, pero no reclama, ni exige, ni cree merecer.¿Cuándo fue la última vez que te perdiste? No en esta calle o en este trabajo o con este proyecto compartido. Perderse, dejándose llevar por ese acontecimiento imprevisible, dejándolo ser. El mundo está repleto de carteles y señales. El mundo está lleno de héroes que te proponen un formato industrial del ser uno mismo y una carrera exitosa basada en el afianzamiento de lo que sos. No importa qué sos, sino abroquelarte en lo tuyo, o en los tuyos, y sobre todo erigir los muros que hacen del otro y de lo otro algo invisible. Por eso perderse, como quien pasea sin rumbo, o habla con una tortuga, o le pide perdón a un helado por comérselo. Como quien se baja del colectivo para caminar por esas calles extrañas, como quien encuentra una mirada que lo devuelve para adentro y cae en el abismo. ¿Cuándo fue la última vez que tuviste miedo? No por lo que te pudiera pasar, sino por pensar que tal vez nunca no te pasara nada. ¿Cuándo fue la última vez que preferiste la nada al ser, un olor a un concepto, un insomnio a un ansiolítico, un árbol viejo a un ascensor? ¿Cuándo fue la última vez que te traicionaste, que te animaste, que transgrediste, que te lanzaste, que tuviste un sueño, que creíste, que descreíste, que te arrepentiste, que te afirmaste, que te cuestionaste, que soltaste lo propio y te abriste a la pregunta? ¿Cuándo fue la última vez que te preguntaste?