martes, 31 de agosto de 2010

¿Cómo he de sujetar mi alma, que no
toque la tuya? ¿Cómo dirigirla
por encima de ti, a las otras cosas?
Ay, bien preferiría, a algo lejano,
perdido en la tiniebla, someterla,
en un extraño sitio en paz, que no
temblase cuando tiemblan tus entrañas.
Pero cuanto nos toca a ti y a mí,
nos une, como un arco de violín
que de dos cuerdas saca una voz sola.
¿En qué instrumento estamos los dos tensos?
¿Qué músico nos tiene entre sus manos?
¡Oh, qué dulce canción!

R.M. RILKE

gracias Juan

jueves, 26 de agosto de 2010

El amenazado

Es el amor. Tendré que ocultarme o que huir.
Crecen los muros de su cárcel, como en un sueño atroz. La hermosa
máscara ha cambiado, pero como siempre es la única. De que me servirán
mis talismanes: el ejercicio de las letras, la vaga erudición, el
aprendizaje de las palabras que uso, el áspero Norte para cantar sus
mares y sus espadas, la serena amistad, las galerías de la Biblioteca,
las cosas comunes, los hábitos, el joven amor d e mi madre, la sombra
militar de mis muertos, la noche intemporal, el sabor del sueño?
Estar contigo o no estar contigo es la medida de mi tiempo.
Ya el cántaro se quiebra sobre la fuente, ya el hombre se levanta
a la voz del ave, ya se han oscurecido los que miran por las ventanas,
pero la sombra n o ha traído la paz.
Es, ya lo se, el amor: la ansiedad y el alivio de oír tu voz, la
espera y la memoria, el horror de vivir en lo sucesivo.
Es el amor con sus mitologías, con sus pequeñas magias inútiles.
Hay una esquina por la que no me atrevo a pasar.
Ya los ejércitos me cercan, las hordas.
(Esta habitación es irreal; ella no la ha visto.)
El nombre de una mujer me delata.
Me duele una mujer en todo el cuerpo.

Jorge Luis Borges
Del libro "El oro de los tigres" 1972

viernes, 20 de agosto de 2010

¿De dónde vengo...? El más horrible y áspero
de los senderos busca,
las huellas de unos pies ensangrentados
sobre la roca dura,
los despojos de un alma hecha jirones
en las zarzas agudas,
te dirán el camino
que conduce a mi cuna.
.
¿Adónde voy? El mas sombrío y triste
de los páramos cruza,
valle de eternas nieves y de eternas
melancólicas brumas.
En donde esté una piedra solitaria
sin inscripción alguna,
donde habite el olvido,
allí estará mi tumba.


rimas de Gustavo Adolfo Becker

jueves, 19 de agosto de 2010

http://www.goear.com/listen/84b216a/-alejandro-dolina

Fito Páez - Sable chino

que lindas canciones hizo fito para el disco 'del 63'!

Fito Páez - Viejo mundo

Simplemete porque cada persona que pasa en nuestra vida es única. Siempre deja un poco de si y se lleva un poco de nosotros. Habran de los que se llevaran mucho, pero no habra de los que no nos dejan nada. Esta es la mayor responsabilidad de nuestra vida y la prueba evidente de que dos almas no se encuentran por casualidad.
Jorge Luis Borges

martes, 17 de agosto de 2010

No me importa que tenga 50 años y tres orejas, o que escriba con sus pies, me importa que aparezca y endulce cada frase con su ser, que me duerma con una sonrisa, que entibie este invierno, que me adivine, que me deje encontrarlo…

II

Y llego ese llamado, durante tanto tiempo había esperado en vano…pero la vida, o el tiempo, se encargan de poner todo en su lugar, tuna mañana bien temprano, esas en las que se reúnen el destino, la suerte, los ángeles y las mariposas a planear milagros, llego él!, para no cambiar las costumbres llego en parte…envió su voz, y ella apenas pudo reconocerlo, no era él que había esperado, no tenia besos en las palabras, no lo adivinaba, las mariposas habían volado lejos, o habían vivido en tiempo real… Mi más sentido pésame a las mariposas, al ladrón de suspiros….y por ahí se me escapa algo más, pero usted lector, lo sabe…
No hubo necesidad de explicar nada, todo estaba claro, hacia un tiempo ella estaba de pie, dispuesta a no volver y esta vez está temblando de miedo, porque ya no está de pie, ahora vuela, pero sepa algo, lector, es porque  no está sola, encontró un ser misterioso que no tiene forma,( o por lo menos ella no la conoce) aparece por las noches y las hace hermosas, usa una capa y llevaba sombrero, pero solamente lo hace los domingos, ella ahora sabe donde encontrar su alma, está  segura de encontrarla, volver a sus ideales y dar sin esperar…
Deseémosle suerte!

sábado, 14 de agosto de 2010

El otro infierno

Hay más allá del infierno, otro infierno imprevisto y posterior. Durante un tiempo, el condenado se instala en el tormento, lo incorpora a sus hábitos y busca consuelo en la idea de que nada peor podrá ocurrirle. Es entonces cuando cae en otro infierno, el verdadero,

cuyos sufrimientos son imposibles de comprender y de calcular. H El infierno como castigo por los pecados es, al menos, razonable. Uno arde en ríos de fuego pero atesora una convicción inevitablemente dichosa: el universo tiene un propósito ético; en algún lugar están los bienaventurados; en algún lugar está Dios.
El verdadero infierno es, antes que nada, injusto. Uno no sabe por qué está allí, ni cuáles son sus culpas, ni cuál es el Plan que está cumpliendo.
Infiernos benignos permiten conocer el camino para evitarlos.
Mucho peor es que cualquiera se salve y cualquiera se condene.
Ignorar las consecuencias de los propios actos, eso es el infierno.


Alejandro Dolina

Disciplina

En tiempos de Wang An-shih, la Escuela de la Administración de K'ai Feng presionaba rigurosamente a los jóvenes alumnos. E La disciplina estaba directamente relacionada con la injusticia: se infligían castigos a quienes menos los merecían. O peor aún, se sancionaba o se premiaba a un alumno en virtud de las acciones de otro. De esta suerte, nadie era responsable por sus actos, pero sí por faltas ajenas.


Los reglamentos cambiaban cada día y sin notificación alguna. Los estudiantes no podían saber qué conducta se esperaba de ellos. En 1071, el poeta Kin Ts'ing escribió Escena escolar en K'ai Feng, un breve texto que enfatiza la perplejidad ante la sanción imprevista. El estudiante Li Wang, sobrino del director de la Oficina de Inventos del Imperio, se encontraba descansando en los jardines de la escuela. Mantenía la rigurosa posición del loto, mientras su índice derecho era rodeado por los cinco dedos de la mano izquierda, es decir, en la mudrá de la Suprema Sabiduría. De pronto, apareció Shau, el preceptor. Sin mediar palabra, golpeo la espalda del alumno con su sable. Después dijo en tono oficial:

—¡Infracción, infracción! Prepárate, Li Wang, a recibir cuarenta y dos azotes. Empleados menores dispusieron el moblaje indispensable para el castigo. Enseguida, Yen, el verdugo del turno tarde, dio comienzo a los azotes. Shau, el preceptor, dirigía el escarmiento con precisión académica.

Al décimo latigazo, el estudiante Li Wang alzó apenas su voz: —Ilustre Shau, si me concediera usted la honra de revelar la naturaleza de mi falta, podría yo colaborar abriendo la indignidad de mi cuerpo al sufrimiento más adecuado para la expiación. —Ésa es tu falta, oh, sobrino del director de la Oficina de Inventos del Imperio, la soberbia de creer que hace falta un acto de tu mente o de tu cuerpo para desatar la cólera soberana de tus amados preceptores.

Li Wang comprendió. Y recibió los latigazos como rayos provenientes de una tormenta súbita. Ha dicho el maestro Ho Chiang: El castigo injusto o equivocado produce un efecto disuasivo muy superior al de la pena justa. Casi nadie cree en su propia culpa y las protestas de inocencia estorban los escarmientos. Es preferible establecer que la autoridad, tal como lo hace el destino, aplica su rigor sin necesidad de causa, sin pretensiones de lógica, sin veleidad de justicia.

del libro 'Bar del infierno' de Alejandro Dolina.

jueves, 12 de agosto de 2010

Flecha zen - Luis Alberto Spinetta

Spinetta - Norte de nada

No sé, me importa un pito

No sé, me importa un pito que las mujeres
tengan los senos como magnolias o como pasas de higo;
un cutis de durazno o de papel de lija.
Le doy una importancia igual a cero,
al hecho de que amanezcan con un aliento afrodisíaco
o con un aliento insecticida.
Soy perfectamente capaz de sorportarles
una nariz que sacaría el primer premio
en una exposición de zanahorias;
¡pero eso sí! -y en esto soy irreductible- no les perdono,
bajo ningún pretexto, que no sepan volar.
Si no saben volar ¡pierden el tiempo las que pretendan seducirme!
Ésta fue -y no otra- la razón de que me enamorase,
tan locamente, de María Luisa.
¿Qué me importaban sus labios por entregas y sus encelos sulfurosos?
¿Qué me importaban sus extremidades de palmípedo
y sus miradas de pronóstico reservado?
¡María Luisa era una verdadera pluma!
Desde el amanecer volaba del dormitorio a la cocina,
volaba del comedor a la despensa.
Volando me preparaba el baño, la camisa.
Volando realizaba sus compras, sus quehaceres...
¡Con qué impaciencia yo esperaba que volviese, volando,
de algún paseo por los alrededores!
Allí lejos, perdido entre las nubes, un puntito rosado.
"¡María Luisa! ¡María Luisa!"... y a los pocos segundos,
ya me abrazaba con sus piernas de pluma,
para llevarme, volando, a cualquier parte.
Durante kilómetros de silencio planeábamos una caricia
que nos aproximaba al paraíso;
durante horas enteras nos anidábamos en una nube,
como dos ángeles, y de repente,
en tirabuzón, en hoja muerta,
el aterrizaje forzoso de un espasmo.
¡Qué delicia la de tener una mujer tan ligera...,
aunque nos haga ver, de vez en cuando, las estrellas!
¡Que voluptuosidad la de pasarse los días entre las nubes...
la de pasarse las noches de un solo vuelo!
Después de conocer una mujer etérea,
¿puede brindarnos alguna clase de atractivos una mujer terrestre?
¿Verdad que no hay diferencia sustancial
entre vivir con una vaca o con una mujer
que tenga las nalgas a setenta y ocho centímetros del suelo?
Yo, por lo menos, soy incapaz de comprender
la seducción de una mujer pedestre,
y por más empeño que ponga en concebirlo,
no me es posible ni tan siquiera imaginar
que pueda hacerse el amor más que volando.

Oliverio Girondo

Escrúpulo

Me parece que vivo
que estoy entre los ruidos
que miro las paredes,
que estas manos son mías,
pero quizás me engañe
y paredes y manos
sólo sean recuerdos
de una vida pasada.
He dicho “me parece”
yo no aseguro nada.

Oliverio Girondo

Táctica y estrategia

Mi táctica es
mirarte
aprender como sos
quererte como sos

mi táctica es
hablarte
y escucharte
construir con palabras
un puente indestructible

mi táctica es
quedarme en tu recuerdo
no sé cómo ni sé
con qué pretexto
pero quedarme en vos

mi táctica es
ser franco
y saber que sos franca
y que no nos vendamos
simulacros
para que entre los dos
no haya telón
ni abismos

mi estrategia es
en cambio
más profunda y más
simple

mi estrategia es
que un día cualquiera
no sé cómo ni sé
con qué pretexto
por fin me necesites.

Mario Benedetti.

martes, 10 de agosto de 2010

tengo las horas cansadas de esperarte, y aún te extraño...

lunes, 2 de agosto de 2010

Un cafe y un suspiro...por favor

Ella estaba con la mirada fija en un punto, no se atrevía a pestañar para no alterar el perfecto orden que la rodeaba…él aprecio con paso lento,se acerco a su mesa, llevo su mano al bolsillo y dejo ver una pequeña caja de madera, acercándola al rostro inamovible de ella pudo capturar un suspiro y fue en ese instate cuando la frágil mujer cerro sus ojos…al volver a mirar solamente pudo ver al mozo que indiferente apoyo una taza de café en su mesa….

Ella sentía incertidumbre a causa del suspiro ausente, no recordaba, no conocía su pasado, y poco sabia de su presente, pero ese día empezaba esta historia…ese fue el primer encuentro que tuvo con él, tal vez, el más cercano de todos…
Él se hacía presente en varios momentos del día, traía un mensaje, de ese modo generaba un truque…seis o siete palabras se intercambiaban por un suspiro. El tiempo pasaba realmente despacio, y después de tantas palabras solo se hacía presente a cuenta gotas…ella se había quedado sin suspiros, pero él no se encontraba conforme con lo que había tomado.
Sentada cerca de la estación de Avellaneda rezaba y esperaba un milagro, esos trueques no le convenían, la estaban dejando realmente sola,( es bien sabido que una persona que no suspira…esta sola, no siente el sabor del mate, ni los alfajores de maicena) y por fin llego él, con la seguridad propia de los inocentes se acerco hasta su mesa, inclino la cabeza y roso su rostro, no fue necesario en ese momento un intercambio de palabras, se sentó frente a ella y se miraron..Cuanto duro ese momento? No puedo asegurarlo, horas, tal vez días…él se puso de pie y se acerco hacia la lejanía…ella espero y vio como el mozo apoyaba una taza de café en su mesa.
Las apariciones fueron cada vez mas espaciadas, de todos modos ella no podía recuperar ni un solo suspiro.

Tomemos una taza de café.

El tiempo..Ah el bendito tiempo la enfrento con fantasmas que querían parecerse al él, pero no lo lograban, ella fingía suspiros, pasaba largas noches ensayándolos, pero nunca fueron reales.
Inundaron sus ojos, las montañas, los ríos, los pinos, el mar, los cerros, pero aquella belleza no se comparaba con aquel que fue capaz de dejarla sin aliento.
Las horas, los días las semanas, meses, y años sin volver saber de él estaban dejando a esa mujer sin sueños.
Volvió como vuelve a llover, así…sin decir nada y tuvieron que acordar algo, fijar un pacto, ella no quería perecer, él quería ser cauto pero a veces es imposible dar sin entregar…fingieron ambos, dieron todo sin revelarlo, dejaron una marca en la piel de cada uno, un símbolo que los uniera para siempre, pero que marcara un espacio…en ese instante, ella recupero algunos suspiros, no todos, pero por ahí alcanzaba para seguir…

Más tazas de café.

El invierno se llevo las penas y dejo hojas volando por la habitación…sonidos que parecían conocidos…ya no había mensajes, no había forma de volver…sentada en una habitación oscura, los muebles cubiertos de polvo, y el mozo apoyo la taza de café sobre la vieja mesa.
Creyó cuanto pudo, espero más de lo acordado…y en un momento comenzó a desarmarse, puso su corazón en un plato, los labios los guardo en la bolsa del pan, corto sus dedos y ahí recordó que no había acuerdo…entendió que el sentido de todo era el sinsentido…
Sentanda cerca de la estación de Avellaneda miró su piel, no encontró marcas…suspiro, el mozo apoyo la taza de café. No me gusta el café, me provoca insomnio, dijo ella y se puso de pie.

Mi Coria.

Dedicado a Santiago Diaz.